El otro día pasaba por la carabela, un lugar que particularmente me gusta mucho, y me enteré que ya habían comenzado las actividades culturales. Me asomé de puro curioso y vi que estaban bailando tango. Me quedé espiando desde un rincón -porque no puedo bailar nada- y me parecieron muy interesante la actividad. Aunque me quedé un rato no me llevé el programa y le presté poca atención a las actividades que proponían.

Mañana volveré a pasar y quien sabe, quizás me prenda, en alguna actividad que no sea bailar tango.